viernes, 9 de junio de 2017

Olor a examen

Hace algunas semanas (mayo 2017), mientras cuidaba a los chicos de 3ºB de la escuela en la que estoy trabajando alguien dijo que habían faltado muchos pibes porque había "olor a examen" ese día en particular, que dicho sea de paso fue uno de los chicos que cuidaba esa tarde pues su profe había faltado. De esa frase, que me encantó "olor a examen" nació este poema, que ya leí 2 veces en 2 prosas mutantes desde que lo escribí. Toda esta aclaración viene a cuento de que anoche, 8/6/17, luego de leer este poema que hasta anoche no tenía título durante la Prosa Mutante 228. Lester me pidió copiar el poema, lo dejé pues uno no cree en la mala leche de la gente, pero como no me dijo para qué lo quería, acá lo transcribo para salvaguardar su autoría por si las dudas pues todavía no lo he registrado frente a la DNDA, cosa que debo hacer en breve, pero que es complicada de hacer desde Mar del Plata donde sólo tenemos a Zulema dal Pozzi ayudando pero no hay oficina oficial de la DNDA, ojalá vean la necesidad de abrirla. Sin más preámbulo, "Olor a examen"

Hay olor a examen,
las puntas de los cabellos
quebrados milimétricamente danzan
electrostáticos
moscos consumen gotas sudorosas
dulces por el exceso de Coca-Cola.
"Los camaleones poseen vista de 720º, telescópica y mirilla. Además, pueden camuflarse hasta dentro de los calzoncillos de un payaso",
reza el palito de la selva
que corona el sucio piso
cerca del payaso del grupo
quien no deja de gritar coherencias
con sabor a tutti frutti con salame y queso;
el mosco se murió de un coma diabético,
cianúrico muriático
antes de escapar del caos
del salón de 3ºB.

Lentamente,
me convierto en composta
mientras espero que suene

la campana de la liberta.



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